SEMIÓTICA DEL CIELO

Desde niña he tenido una poderosa conexión con todo tipo de aves «particulares» y de diverso color. Jamás fue azar.
El Zopilote negro que observan estaba parado desde hacia hora y media antes que yo llegue a esa escalera por donde yo tenía que subir para ingresar a grabar la última sesión de mi audio libro «Retoma tu vida», que fue el viernes pasado. Al bajar del auto, la vi y de pronto, sus ojos tristes y cabeza gacha me hicieron notar que estaba herido.


Lo extraño fue que desde el día anterior estuvo muy cerquita de la puerta del mismo sitio. Pero, según me contó un Sr de la zona, estaba parado allí desde hora y media atrás y si o sí, yo tendría que pasar por su costado para ingresar al estudio de grabación o moverlo.
Timbré al celular del estudio y mi amigo salió y trató de ahuyentar el ave. Tardó en moverse y volvió a mirarme, porque yo observaba y decodificaba. Parecía un viejito, cojeaba mucho y al avanzar lentamente, levantó el ala derecha a medias, su cuerpo débil se balanceaba.
Para muchos, ver algo así es señal d

e muerte, mala suerte, etc. Ocurre que esta ave es considerada la conexión entre la luz y la sombra, la tierra y los cielos.
Días antes, de gripe, fiebre, afonía y malestares extraños con gracias al cielo, buen reporte médico, pero muchas emergencias de pacientes que atiendo, me impedían cerrar la grabación. Y solo me faltaban grabar 12 páginas.
Aquel Zopilote triste y que arrastraba las patas, era esa señal del cielo que me decía la forma y manera en que atrapaba con su cuerpo y su interior, todo aquello que podía dañarme. Miré al cielo con gratitud infinita y luego, vecinos tomaron el ave para llevarla a algún lugar. No los vi, lo supe y luego, me lo confirmaron.


Cuando murió mi abuela materna, el 2018, tres días después tuve una sesión de fotos para feria del libro, iba cero ganas, a cumplir por responsable y cuando terminé, un bellísimo petirrojo me rodeaba la cabeza, yo traía paquetes, maletín, recuerdo que le dije: Abuela, dame 2 minutos que saco el móvil, posa que deseo fotos, esperarme y mi equipo de trabajo miraba lelo; esa ave preciosa se posó sobre un fierro, me esperó quietita, le tomé muchas fotos y cuando le mandé un beso, abrió sus alitas hermosas y pude tomar esa foto con alas bellas. Mi abuela amaba que usara algo rojo, decía que me quedaba precioso y claro, me reñía, porque yo estaba de negro. Ella no quería que vista de luto, amaba el color y verme de colores.y
El cielo es tan bonito y bueno, los ángeles, poderosos. Las aves, divinas mensajeras.
Algún día soltaré mi bitácora de semiótica del cielo. Aún me cuesta. Paciencia.

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