Queridos amigos, el tema de hoy es “Miedo a decidir y ser por el que dirán” y va dedicado con mucho cariño para Elizabeth, Cecilia, César, Omar y Carlos.
Tomar decisiones depende del nivel de autoestima, equilibrio y ecuanimidad interior de los individuos.
Lamentablemente dentro de las sociedades del mundo entero el miedo es algo que suelen transmitir progenitores inseguros, incultos emocionalmente y a ello debemos agregarle la influencia de medios de comunicación, que refuerza cada vez más estereotipos, prejuicios y todo tipo de ataduras emocionales, las cuales contribuyen a que las personas no sean ellas mismas y vivan a la defensiva.
Por ello, desde Zéfiro veamos juntos lo que ocurre cuando la mente y el alma es presa de un temor llamado: “El miedo al qué dirán”
Si bien somos semejantes es aspecto (somos materia), resulta absurdo pensar y creer que todos los hombres son iguales en gustos, formas de expresarse y más aún en tener las mismas ideas sobre el concepto de felicidad. Sin embargo, desde pequeños las relaciones interpersonales (en la escuela, barrio, universidad, etc) han optado en elevados porcentajes en ser presos de la llamada “presión de grupo”.
Ya lo contaba el desaparecido cronista peruano Enrique A Carrillo en sus maravillosos artículos difundidos desde 1920 bajo el título “Viendo pasar las cosas” (Lo super recomiendo, pueden hallar la colección completa bajo el pseudónimo de Cabotín en la Biblioteca Nacional). Este periodista especialista en observar los perfiles de la sociedad limeña contaba siempre que nuestra capital era prejuiciosa, chismosa y el qué dirán era parte de los grilletes que tan infeliz hacían a miles de personas y creo que lo leí tanto de niña (de la colección de mis abuelos) y me hacía pensar, analizar y reír tanto por lo sarcástico del autor, que con el tiempo una de las cosas que como escritora e investigadora me llama mucho la atención es notar como ese miedo al qué dirán ha sido tan poderoso y hasta hoy contribuye a la desdicha de millones de mortales.
El qué dirán es claramente el miedo a la crítica, a ser señalado, a ser comparado, a ser parte de la charla cruel de gente que solo sabe vivir del chisme y también implica la necesidad de vivir de una imagen creada (proyección ante el entorno) para demostrar que se es exitoso y feliz. Implica casi la idea absurda de presionar al hombre para que no sea consciente de que “el fracaso” puede ocurrir repetidas veces y es algo natural y parte del camino hacia la madurez.
Han pasado un siglo entero desde la desaparición de las crónicas del gran Cabotin y aquellos prejuicios y normas sociales que analizaba en su columna parecieran haberse multiplicado. La gente lleva hoy en la mente presiones, impuestas hacia si mismo como:
– Miedo a elegir determinada carrera para no ser criticado (si un hombre estudia diseño de modas teme ser tachado de gay, etc)
– Si una chica no se casa antes de los 30 es considerada solterona y fracasada en el amor. Y sino tiene un hijo aunque sea de un equis que no ame es compadecida.
– Romper un matrimonio es mal visto porque la familia y amigos cercanos no pararían de hablar y una mujer divorciado es una mujer señalada o tachada de mala esposa, etc etc.
– Si empiezas una carrera y no la quieres terminar porque descubriste que no te gusta eres un pésimo hijo y totalmente irresponsable.
– Si un hombre no tiene pareja antes de los 30 se duda de su opción sexual.
– No darle gusto a lo que opine el padre o madre sería hacerlos quedar muy mal con sus amistades.
– Creer en Dios es para huachafos, lo que da status es decir que se es ateo o agnóstico (te hace ver más culto e interesante)
– Una mujer debe buscar un hombre económicamente importante porque él le debe dar todo lo que ella necesita. Ella será la madre de los hijos y con eso basta para que sea dichosa.
– Si eres joven debes ir a lugares de moda para que tengan claro que eres exitoso.
– Las novias que sueñan con la boda así no sientan amor real ni admiración por quien tienen de pareja.
La lista es interminable y quienes viven de apariencias resultan ser quienes más problemas emocionales tienen porque alcanzar cubrir dichos prejuicios obsesiona la mente y el alma de quienes así lo deciden.
¿Cómo actúa una persona que es preso del “qué dirán”.
– Actúa como los demás esperan para no ser criticado, no dar explicaciones y evitar que lo dejen de apreciar.
– Calla siempre sus reales sentimientos e intenciones porque ha creado una lista (en apariencia justificada) para mantener la vida que en el fondo lo hace infeliz. Y es que con ello podría asegurar un estilo de vida, mantener ciertos privilegios (desde una casa hasta una membresía de un club).
– Teme hacer cambios de vida porque no se le ocurre ni desea aprender a ser sincero consigo mismo y los demás (considera que fracasar o dejar algo o cambiar algo decepcionaría a mucha gente y aquello vale más que su paz interior)
– Suele dejar de lado sus reales aficiones y sueños y cuando ve que otros si lo hacen realidad se frustra, deprime, compara y termina hasta por criticar de manera dura lo que él (ella) no tuvo valor de hacer.
– Se compara todo el tiempo con los demás y busca imitar estilos de vida. Ve la vida como una moda, aquella donde el catálogo de actitudes los definen seguir gente exitosa ( centrándose en los individuos superficiales)
Pensamiento grillete: El peor enemigo del hombre es su forma de “Mal Pensar”, que es sin duda una cultura de vida hoy y tiene que ver con las auto imposiciones que el hombre ha creado porque no se le inculcó ser auténtico. Por ello, quienes han sido auténticos han resultado tan criticados y solo luego de muertos valorados (Gandhi, Nelson Mandela, entre otros).
El tomar decisiones y aprender a “elegir” es innato en el ser humano, es una fuerza poderosa que habita en el interior, pero que con las barreras y malas influencias por presiones de los progenitores y entorno se va perdiendo. Con el tiempo, es el hombre mismo quien crea pensamientos “grillete” y se auto impone actitudes porque considera que no podría ser sometido a pasar vergüenzas, olvidando que decidir todo aquello que te pida el interior es liberador y contribuye a la dicha, salud física y emocional.
Y es así como el temor a todo lo expuesto genera ansiedad, depresión, irritabilidad, cambios de ánimo constante, pereza extrema, etc. No nacimos para ser infelices y cuando un hombre no sabe hacia dónde va y mucho menos reconoce todo aquello que le da real dicha vive por vivir. Pensar distinto y con libertad es un aprendizaje, implica un reordenamiento del concepto de “si mismo” y de la valoración del libre albedrío.
Cuando alguien aplica pensar con inteligencia, amor propio y búsqueda de paz interior reconocerá de inmediato todo aquello que necesita en estas tierras de paso para sentirse pleno. Por ejemplo:
– Pensar y tener claro que la profesión que elijas puede no gustarle a muchos, pero aquello no depende de ti y lo importante es que tu sientas pasión, alegría y entusiasmo al ejercerla y hacer de ella un servicio. No existe peor cosa que ir a trabajar en algo que no te gusta porque no te permite ser tú mismo.
– Nadie puede decirte que hacer con tu vida afectiva. Tanto casarte, como divorciarte, estar soltero, tener hijos o no tenerlos es una decisión personal y nadie tiene derecho a intervenir. Puedes escuchar opiniones si las pides o de tus progenitores por educación, pero solo tú mismo debes reconocer tu forma de ver el amor y ser en ello auténtico. Y como todo en la vida este es un rubro donde se fracasa alguna vez y resulta un aprendizaje que no por ocurrir te debe robar la capacidad de amar y dar.
– Lo que opine el resto de tu forma de ser es inevitable, pero si tienes paz contigo mismo, si haces y decides siempre por lo que realmente te impulsa en la vida, pensar en las críticas de los demás cuando no te conocen y mucho menos se los pediste es poco inteligente porque implica invertir tiempo y darle valor a comentarios que nada tiene que ver con ayudarte a mantener tu esencia.
– Expresar con tino lo que se piensa y siente resulta una decisión valiosa impregnada de entereza y voluntad.
Podemos no ser comprendidos ni aceptados, pero solo cuando un hombre busca su propio norte y lo tiene claro logra acercarse a la dicha, que no es otra cosa que estados de paz, satisfacción y plenitud que surgen cuando el hombre de libre decisión lucha por hacer lo que anhela de manera generosa y compasiva.
– Podrás ser criticado y cuestionado por tus actitudes por días, meses o años, pero solo si decides prestarle oídos a tales cuestionamientos sufrirás las consecuencias porque eliges “compararte”, olvidando que somos únicos e irrepetibles.
– Para ser uno mismo, decidir y ser firme es preciso tener agallas y a menudo las personas presas del qué dirán temen volver a empezar, renacer, prefieren quedarse con la idea de “pude hacer, pude decir, pude seguir, etc” y prefieren ocultar su cobardía en moralejas para los nietos, que en el fondo brotaron de aprender “tarde” a vivir con fe y haciendo uso de los talentos.
– Siempre es posible cambiar de ruta en la vida cuando desde el interior sientes que es necesario. Puedes planificar, ir con orden y disciplina y evitar detenerte a pensar comparándote con otros. Y si te comparas debe ser solo por admiración al prójimo que es libre de espíritu y valiente para ser él mismo.
– Si tus parientes, amistades, colegas, buscan chantajearte emocionalmente con argumentos y estrategias que van orientadas a llamarte: insensible, cruel, déspota, terco, etc, cuando en realidad no conocen del todo tu forma de ver la vida lo que decidas debe ir orientado hacia lo que necesites. La gente va y viene por los caminos de la vida y en millones de casos, no siempre podrás ser comprendido ni por tu propia sangre (si es prejuiciosa y le importa mucho el qué dirán).
Reflexionar sobre aquello que necesitas para sentirte vivo y rumbo hacia tus sueños es una búsqueda personal, un caminar que debe ir cargado de la capacidad de mirarte constantemente, de la firmeza para decidir con pertinencia y de la compasión para perdonar a quienes no te comprenden y solo te juzgan pese a que no lo noten porque no saben pensar distinto.
Recuerda siempre querido lector “se te va la vida” y no siempre podrás ser capaz de realizar ciertos sueños a cabo y si sabes que puedes lograrlos es solo tu decisión luchar por ello. Dejarlos ir o morir también es una decisión y nadie tiene culpa de ello ni es justo que te frustres o maltrates al resto por tu falta de entereza y agallas.
Ser exitoso empieza por poder amarte a ti mismo para con la misma justicia y bondad amar a los demás y darte. Quienes temen ese “que dirán” tienen severos problemas para amarse, respetarse y tal vez tengan que esperar otra vida y perder todo aquello que más les importaba hacer, ser y amaban para reconocerlo.
Ahora les dejo esta bella melodía para que los acompañe. Espero les agrade.
Que tengan un hermoso fin de semana y los ángeles los acompañen en cada paso que den para vivir en paz por dentro.
Manjarí (bendiciones)