Queridos amigos, el tema de hoy es “Entre la culpa y el temor” y va dedicado con mucho cariño a Luchito, Moisés, Luisito, Alejandra y July, quienes esperan este post.
Cometer errores es parte de la naturaleza humana. Llegamos al mundo para aprender y desaprender, es decir para elegir entre lo correcto e incorrecto.
Llegar a la madurez emocional es un proceso nada sencillo sino se pone voluntad y esmero. Sin embargo cuando se comenten ciertos errores algunos (as) viven culpándose todo el tiempo, lamentándose y destruyéndose por dentro hasta llegar a la ansiedad y depresión, de modo que no logran disfrutar el presente ni planificar el futuro con paz.
Por ello, desde Zéfiro veamos como manejar tales pensamientos:
1.-Todo error tiene una consecuencia, no podrás evitarlo: La lección de vida que trae cometer errores es grande, por tanto, es preciso descubrir esa enseñanza para mirarse por dentro, para desaprender esas actitudes que no solo te hacen daño a ti mismo sino a los demás.
Las enseñanzas puede ir desde perder oportunidades, perder la confianza, estar alejado de lo que más querías, alejarte de tus sueños, llenarte de inseguridades, disminuir el autoestima, aumentar temores, etc
Parte de ese madurar es tener convicciones fuertes para que el cometer errores por omisión antes que a drede sea lo más cercano a fallar.
2.- Busca reparar tus errores a tiempo: Reconocer los errores con humildad es un indicativo de que tu alma es limpia de corazón y busca luz. Es un indicativo de deseo de madurar y evolucionar el hecho de analizar cada error y buscar repararlo en la medida de las posibilidades.
Los errores más complicados de resolver para muchas personas atañen a reconocer que se dañan a sí mismos, que se destruyen por dentro, que conspiran contra su propia dicha.
Así tenemos por ejemplo personas que no buscan vivir mejor y se dedican a estilos de vida destructivos sin provecho para ellos ni nadie, otros que solo viven metidos en el mundo superficial y otros que viven insatisfechos con lo que tienen o buscan razones para siempre decir que se sienten mal.
Por tanto, es necesario tomar las riendas de la vida y con voluntad y esmero dejar de lamentarse por esos errores y decidir cambios de vida rotundos. Todo es un proceso, pero sin firmeza y sin voluntad nada es posible, solo retroceder y quedarse atado al dolor.
3.- Deja de lamer tus heridas y temer al futuro: La culpa puede enfermar emocional y físicamente a quienes la padecen y también lograr que los miedos e inseguridades de una persona se maximicen. El temor a fallar se puede convertir en un terror, paraliza la toma de decisiones y se suelen tomar caminos donde se crea que se está protegido o se sufrirá menos. Sin embargo, tal actitud que tiene que ver con la conformidad no es saludable y los pensamientos de frustración van y vienen sin control en millones de personas, en quienes la culpa se ha convertido en una lesión emocional porque así lo han decidido.
Hablar de sus fallas o repetírselas mentalmente una y otra vez y pensar en el hecho de volver a fracasar los atormenta, pero sencillamente no quieren ni están dispuestos a mirar el presente y futuro con optimismo y planificación. En esta vida todo nuevo comienzo es como la primera vez que aprendimos a montar bicicleta, se pude tambalear un poco, pero luego se toma seguridad y todo fluye de manera equilibrada.
Y si eres de los que crees que no podrás reparar el daño, pedir perdón es el primer paso, pero no maximices, no hipoteques tu vida y tus metas por una sensación que tal vez otras personas te hacen sentir. Y es que hay que aprender a diferenciar la culpa genuina de la culpa que otros te buscan hacer sentir por manipulación para mantenerte atrapado en deudas eternas para vengarse de lo que supuestamente no les diste, no hiciste o dejaste de hacer. Mucho cuidado con este punto Zeferino, mucho cuidado porque el mundo está lleno de gente similar a a los parásitos, que se pegan a ti para llevarse lo mejor y dejarte en sombras, para anular tu talentos y arrastrarte a una vida infeliz en cualquier arista de la vida.
4.- Reconoce que el miedo jamás se irá de tu alma, solo debes aprender a convivir con él y doblegarlo, mantenerlo quieto: Todo caminar implica un riesgo, todo renacer igual, toda decisión, todo cambio nos puede llenar de temor, pero no debe paralizarnos. De modo que fíjate si tu mente no crea situaciones, pretextos y hechos para no afrontar lo que realmente deseas hacer de ti y tus caminos, fíjate si el miedo no está aplastando lo mejor de tu alma, fíjate si eres feliz y si haces lo que te da alegría interior y paz. Sino es así, evalúa las razones y recuerda que hay decisiones que implicarán padecer mucho dolor, pero temer al dolor es absurdo porque es un estado emocional que siempre caminará con nosotros y aparece cuando algo debemos aprender, algo debemos cambiar.
Recuerda que si defiendes tu dignidad claro que puede producir dolor porque implica reconocer que tal vez existieron personas que buscaron arrebatártela, entonces darte cuenta de que estuviste frente a personas oscuras no solo genera desilusión, también genera dolor y así irás por la vida desatando emociones, pero vivir es aprender a convivir con esas emociones sin perder lo mejor de ti, sin que por cada caída, por cada dolor que afrontes quedes amargado o sin esperanza, todo lo contrario.
Las personas que hacen del dolor una enseñanza, también ven incrementada su fuerza interior, su capacidad de manejarse con serenidad y sobre todo mantener convicciones y valores sin que duela, sin que cueste.
Ya lo saben Zeferinos, la culpa es el eco de la conciencia, pero no hagas de ella tu guarida para encerrarte en ti mismo, para perderte, para solo lamentarte. Mira el cielo y piensa que “se te va la vida, y tú eliges los caminos, tú eliges tu presente y el futuro puede estar escrito de manera maravillosa si aprendes a ganarte cada peldaño y cada meta que anhelas con amor y fe”.
Ahora les dejo esta cancioncita, escucha la letra con atención y recuerda que vivir es un aprendizaje donde voluntad, valor, humildad, fortaleza y bondad serán las llaves para hacer de ella algo especial.
Manjarí (bendiciones)