Queridos amigos, el tema de hoy es “ El error de juzgar sin conocer” y va dedicado a todo el grupo de amigos que me pidieron este Post.
Desde niños nos han inculcado la idea de desconfiar de las personas que no se conocen, cosa que por razones de seguridad ante tanta violencia en el mundo le llamaría cautela.
También se ha enseñado a criticar sin conocer, a ser lo que se dice “rajón o rajona” y hablar mal de alguien sin conocerla (o). Y este tipo de actitudes aumenta cuando se está en grupo o patota, todos se unen para opinar y juzgar a alguien que solo conocen de vista por el solo hecho de que les cae mal o les inspira hablar de el (ella)
El hombre poco observador solo ve lo aparente, no logra interpretar otros elementos de la comunicación que le permitirán llevarse mejor con su prójimo en la vida familiar, personal, laboral y amistosa.
El limeño suele juzgar por el oficio, raza y hasta por lo que lleva de atuendo. Los estereotipos invaden las mentes de las personas, les roban la calma y las sumen en un estado de anti bondad, anti comprensión y anti generosidad.
Por ello, desde Zéfiro quiero contarles los errores que comenten si juzgan sin conocer a alguien:
1.- Un tipo común de juzgar engloba a los llamados “mal pensados” (as), gente que está llena de prejuicios, carente de firmeza y valores sólidos, por tanto mira la paja en el ojo ajeno porque en el fondo quizá él (ella) si haría algo malo.
Por ejemplo hay quienes creen absurdamente que no es posible la profunda amistad entre un hombre y una mujer y si los ven juntos conversando arman historias de fábula, y ni qué decir si por ejemplo una chica es amiga de un señor que puede ser de la edad de su padre.
Con el respeto que me merecen quienes se encuentran en este grupo de juzgar puedo decirles que la amistad es una bendición y muchos amigos son más cercanos que tu propia sangre, uno termina por considerarlos de su familia.
2.- Si se tiene un oficio donde se está rodeado de personas constantemente se piensa que esa persona vive hundida en los malos hábitos, la juerga interminable o la vida ligera. Y si bien esto pude darse en algunas personas, antes de afirmarlo es preciso conocer el nivel cultural y de valores de la persona, no es posible encasillar a la gente por el oficio.
Por ejemplo, muchas veces he tenido que escuchar severas críticas sobre la gente que ejerce mi carrera. Los periodistas y escritores son tachados de bohemios, juergueros e inestables y no siempre es así. Para servir, para investigar y escribir se requiere mucha disciplina, humanidad y entrega, pero quienes no lo experimentan no lo saben y si bien los comunicadores sociales somos como un clan donde se desarrolla mucha confianza y compañerismo, las actitudes en la vida dependen de cada uno, de los valores y metas propias.
Por tanto, no es justo querer encasillar a todos en un pomo con idénticas características.
Y ni que decir de la gente que labora en la televisión. Mucha gente prejuiciosa cree que son gente poco pensante y profunda. Se guían por el pre concepto y que error cometen. Olvidan esa frase bíblica que dice “Con la misma vara que mides serás juzgado”.
Tengo la dicha de tener entrañables amigas (os) que laboran en la televisión y son más profundos (as) que muchos, de elevados valores y con capacidad de ser transparentes y solo caminan dignamente, hacen caso omiso a las críticas injustas porque sus metas son más nobles y esas no tienen porqué aparecer en la prensa.
3.- Otro error de juzgar es buscar que un grupo piense como el que juzga, es decir, se arma un flanco de criticones (as), los cuales se reúnen al son del raje puro y desparramado, lleno de ideas insólitas sobre el existir de alguien.
El mayor peligro de ello para el que juzga es que por lo general Dios y la vida le hará saber muy tarde su error. Juzgar será su condena porque cuando por esas cosas del destino que todo enseña ese (a) al que se juzga le enseñará cosas que jamás imaginó, pero el juzgado (a) andará de paso, de paso, como el pasajero (a) que se sube a un tren y en la estación elegida se despide para siempre.
La moraleja será entonces “Quizá juzgas lo que no te atreves a ser y lo que te da miedo ver en ti mismo” (a).
Dicen los especialistas que las personas conflictivas buscan pelear porque en el fondo son como niños (as) que por capricho buscan llamar la atención y juzga es una forma de lograrlo para ellos (as).
4.- Juzgar te roba la posibilidad de nutrirte de gente maravillosa que la vida puso en tu camino. El culto al qué dirán le roba a la gente la capacidad de abrir su alma hacia el mundo en crisis, se etiquetan a los amigos por el oficio y por el dinero, por la raza y por las influencias.
Por ejemplo las mamás creen que todos los chicos que gustan del metal son locos, vagos y consumen drogas. Y si bien existen porcentajes de ellos que si se drogan, también es cierto que un grupo elevado no lo hace, son trabajadores y de elevados valores. Y no imaginan que esa gente que juzgan puede ser mejor amigo (a) que cualquier tipo (a) de perfil ligth. “El hábito no hace al monje” dice el refrán, pero la sociedad prefiere lanzar adjetivos emotivos.
5.- Juzgar sin conocer te hará cometer errores garrafales en tu vida laboral y personal que sin la debida introspección y propósito de enmienda te costará eliminar del camino. Será difícil que algunas personas que dañaste sin conocerlos quiera confiar en ti, es más, también pasará a juzgarte y decidirá no darte por ejemplo las oportunidades laborales que anhelabas.
Recuerda amigo lector de Zéfiro, aprende a mirar a los ojos, a leer los corazones y deja de juzgar como viejo (a) amargada (o) porque en la vida no vale un color de piel, ni un auto de lujo ni pertenecer a un estatus. En la vida vale la gente que es honesta, limpia y puede defender sus valores pese a cualquier crítica y nada temerá porque puede elevar la mirada y buscar a Dios como consuelo siempre.
Un abrazo a todos (as) los que han sido juszgados sin ser conocidos. Y es que dicen los sabios también: «El hombre impuro no logra reconcer el bien del mal»
Que tengan un excelente día.
Manjarí (Bendiciones)