Queridos amigos el tema de hoy va dedicado a dos amigos muy especiales que pasan por un momento duro. Ambos, cada uno con historias diferentes han perdido algo y pasan por lo que llamamos “Duelo”
Siempre que acontezca una pérdida, normalmente se producirá un duelo. Por pérdida se entiende: fallecimiento, ruptura o alejamiento de un ser querido, pérdida de trabajo, pérdida de objetos importantes y queridos, mudanzas, alejamiento del país de origen, etc.
Sin embargo las más difíciles de aceptar son las vinculadas al viaje que un ser querido da a otra dimensión y las que involucran un alejamiento involuntario de quien se ama por circunstancias complicadas.
Es irreal decir que se está preparado para el duelo cuando llega de manera inesperada, las emociones invaden la mente y el alma, la vida cambia en cuestión de segundos y el dolor es como un peso que por momentos roba completamente la paz y el juicio.
Aceptar, resignarse, palabras que se dicen y se recomiendan, pero llegar hacia ellas es un proceso que implica de toda nuestra fe, esfuerzo y valoración de lo que somos. Cuando asumimos que estas tierras maravillosas son de paso y que la vida es como un tren donde convivimos con pasajeros que bajaran en paraderos distintos al nuestro podremos salir de este estado con mayor entereza.
La mejor manera de sobrellevar un duelo, es, por una parte, darse el derecho a tenerlo. Es natural sentir ganas de llorar, de quedarse acostado, de no hacer nada. Esto además de natural, es necesario, por lo que forzarse a salir de este estado solo haría que la persona en proceso de duelo gastara mucha más energía de la que actualmente tiene.
Hoy, queridos Pepi y Cari quiero decirles :
– Cuando miren sus actos y todo lo que hicieron por hacer felices a las personas con las que compartieron sus vidas por unos años podrán mirar al cielo con paz y caminar sin que la conciencia los condene. Descubrirán que quizá quienes amaban tenían otro camino y ustedes los ayudaron a ser especiales, a ser mejores personas.
– Si hoy dicen que no merecían esta fatalidad piensen en que sus seres amados tampoco hubiesen querido irse de su lado, pero hoy los siguen acompañando a pesar de la distancia o de la dimensión en la que estén. Porque los recuerdos buenos se atesoran en el alma y la dicha es un tesoro que así dure unos días, meses o años iluminó la vida en su momento y hoy esa luz es la misma que los hace seguir en pie aunque les cueste levantarse cada mañana, aunque aún no llegue la resignación.
– Una pérdida es la mayor prueba de fe para un hombre, a veces nos decimos “Dios mío no me merecía esto”, pero ese pensamiento brota de nuestro lado irracional, olvidamos que nacimos solos y nos vamos solos. Somos seres individuales y los que hoy partieron compartieron sus vidas con nosotros según los designios divinos el tiempo que era necesario.
– Volver a sonreír y empezar depende de las metas que tenemos y teníamos antes de esa pérdida, ocupar la mente para servir con amor y pasión por lo que creemos nos ayuda a ver pasar el tiempo y recuperar la esperanza, no existe noche eterna, Dios es demasiado misericordioso.
Por ello recuerden que su familia, amigos y todos aquellas miradas que se dirigen hacia ustedes hoy están más cerca que de costumbre para escuchar y engreírlos como hoy lo necesitan. Por último, es importante recalcar que ante la pérdida de un ser querido y en los procesos de duelo, sobre todo en los primeros días, no se deberían tomar decisiones de importancia, tales como vender o comprar objetos, dejar o tomar un trabajo, mudarse o invertir sumas importantes de dinero en algo.
En los primeros días de un duelo, se está en un estado en que es imposible tomar buenas decisiones, ya que la psiquis de la persona no está preparada para ello. Se necesita despejar la mente y descansar de toda aquella idea que contribuya a hacer del dolor algo más agudo.
– La oración es la herramienta más poderosa que se tiene ante el duelo, con ella los ángeles se hacen presente todo el tiempo y ocurren hechos mágicos como mensajes que quienes aman y partieron envían para ustedes. Los actos de sincronicidad (coincidencias ) que traen a su memoria a los que se fueron solo son travesuras divinas para que sepan que ellos los aman como ustedes, pero desean verlos reponerse.
– Si amas a alguien que perdiste recuerda que el amor no muere, queda en tu corazón y puedes dedicar tu trabajo, tus logros, tu oración y hasta tus locuras a esa persona que tanto bien hizo en ti.
Queridos lectores de Zéfiro los invoco a orar por todos aquellos que hoy pasan por este momento. Regala un minuto de tu día por ellos y algún día las lágrimas que tú tengas que derramar por algo similar también hallarán consuelo.
Luz para todos en este día y recuerden que nada ocurre por azar, hasta el dolor es un misterio que encierra una maravillosa lección. ¿Difícil de comprender?. Todo es un proceso, al madurar lo sabrás con certeza.
Manjarí
Rosa María