Queridos amigos, el tema de hoy es “Como liberarse de la Culpa” y va dedicado con mucho cariño a Nataly, Carlo, Piero, Daniela y Ernersto, quienes me pidieron este post hace unos días.
La culpa es un estado de intranquilidad que se caracteriza por no poder dejar de pensar en falta (as) cometidas contra algo, alguien o contra sí mismo (a). Suele desaparecer cuando quienes así se sienten buscan reparar su falta de alguna manera pidiendo perdón o intentando subsanar la falta cometida.
La culpa nace de esa voz llamada conciencia de la cual nadie puede escapar y brota en exceso cuando se siente que por los errores cometidos se perderá la confianza absoluta de alguien, así como su afecto. Sin embargo, no todas las personas saben liberarse de ella, los atormenta día y noche. Por ello, desde zéfiro daré algunas luces de cómo manejarla.
1.- Reconocer con honestidad los errores cometidos: Mirarse a sí mismo es un indicativo de madurez significativo y al hacerlo, el reconocer con hidalguía y sin vergüenza los actos incorrectos cometidos se dará un primer gran paso para vencer la culpa.
Es preciso recordar que para reconocer errores es preciso despojarse de los prejuicios, de la soberbia y del orgullo. Somos humanos y todos podemos fallar, pero el alma es oscura en quienes son incapaces y no tienen la valentía de admitir que procedieron mal en cualquier esfera de sus vidas y con ello dañaron.
2.- Pedir consejo a gente con sabiduría sobre cómo proceder ante los errores. Hay gente que no sabe ni como pedir perdón, jamás lo ha hecho, no se los enseñaron o la soberbia que tienen es tan grande que les impide hacerlo.
Otras personas prefieren trasladar sus faltas a otros, es decir, es más sencillo echarle la culpa a otro (a) de lo sucedido. Y esta táctica suele ser inútil porque la conciencia sabe bien si se falló, quien echa la culpa de una falta al otro (a) sabe que se engaña y vive su farsa, cree su historia para así encontrar una suerte de analgésico que adormezca sus sentidos y le permita caminar y fingir vivir en paz.
Por ello, es preciso tener amigos sabios, esos de almas transparentes e incorruptibles, esos que te escuchan y buscan ayudarte a conservar tus valores y también te hacen mirarte con dulzura.
Y es importante reconocer los buenos consejeros de los malos; para ello solo basta con mirar la vida del que te aconseja, si es estable, digna de admirar por sus valores y su don de gente, sin duda que escucharlo (a) es importante, pero si sus consejos brotan desde la superficialidad, vacío o lugares comunes es mejor escuchar y buscar luz propia orando.
3.- Pedir perdón de manera frontal: Es curioso como mucha gente almacena culpas y suele pedir perdón antes de partir, antes de morir. Otros hacen uso de estados de enfermedad para hacerlo porque sienten que al inspirar compasión podrán ser perdonados.
Ninguna de las formas anteriores es correcta. Lo correcto, sano y liberador es hacerlo lo más pronto posible. Y es que si se es consciente de que se ha fallado en algo o dañado a alguien dejar que pase el tiempo solo hará estragos en la persona culpable, estragos en su salud emocional y física.
Y también contribuirá a que la persona afectada asuma que jamás volverá a entablar lazos con quien o quienes le fallaron. No necesariamente el rencor aleja a las personas, también lo hace la certeza de que es mejor tener cerca a gente con un nivel de valores afín y sobre todo transparente, se tiene la libertad de elegir a quien (enes) escuchar, darse y también con quien (enes) compartir.
De chica me enseñaron una frase que llevo inscrita en el alma “No puedes sentarte con Dios y con el diablo en la mesa” y también me enseñaron que la gente que decide acumular culpas sabiendo que te dañó recibe del cosmos las lecciones de vida para aprender y renovarse.
No somos nadie para condenar, ni mucho menos desear mal a nadie, todo lo contrario, comprendemos mejor a los que nos fallan cuando somos conscientes de sus debilidades, prejuicios, temores y también cuando notamos que su fortaleza espiritual es endeble.
Los hombres más admirables son los humildes de corazón y los que saben siempre mirarse. Los hombres más inolvidables no son perfectos, todo lo contrario, pero hasta sus defectos son dignos de recordar porque son conscientes de ellos, te los dicen y buscan mejorar día a día.
Alguna vez leí un libro hermoso que en uno de sus párrafos decía “Te admiro hasta por tus defectos porque haces de ellos caminos para seguir viviendo”.
Recordemos que todos podemos ser luminosos si cultivamos la espiritualidad, la misma que nos hace fuertes y eso significa capaces de dar, de amar y de recibir lo mejor de los demás y de nosotros mismos.
4.- Saber asumir con entereza las decisiones que tome la persona o personas a las que se les falló.
Si alguien comete una falta contra ti, puedes perdonar, pero eso no significa que estés obligado a restablecer lazos firmes con ella. Lo importante es eliminar el rencor, pero solo si te nace puedes dar la oportunidad de que esa (as) personas sean parte de tu vida.
El libre albedrío y los caminos que tomes dependerán de saber escuchar la voz interna de tu alma, de aprender a desarrollar tu percepción y hasta de descifrar los mensajes divinos que todos los días recibes.
Mucha gente no puede decodificarlos, es tan distraída de lo importante, no logra entrar en sintonía con esa magia celestial que está a nuestro alcance con solo tener fe y entregarse a ella.
¿Qué actitud debe asumir la o las personas dañadas por alguien o un grupo de personas?
1.- Tener calma y no juzgar: Si la conciencia está en paz y se es consciente de que no se es culpable de haber sido víctima o blanco de los daños recibidos, se puede caminar tranquilo (a), sonreír y dejar que el cosmos y Dios ayuden a las personas que fallaron a ser mejores.
2.- Callar antes de dañar: Si se es consciente que la o las personas que fallaron son demasiado débiles para escuchar y reconocer sus faltas no esperar nada de ellos (as), nada en lo absoluto, pero tampoco pedir explicaciones, mucho menos asumir venganzas. Bastante daño les hace su conciencia a toda hora y solo queda orar por ellos (as). Ni siquiera una mirada acusadora debe darse, mucho menos una de ira, todo lo contrario, si los tienen que ver inevitablemente, la cordialidad y educación son necesarias, son también símbolo de comprensión y madurez.
Solo si las personas que dañan deciden pedir perdón podemos hablar lo que nos nazca, bajo la premisa de que aumentar el conflicto no es sano y mucho menos juzgar, pero si podemos expresar todo lo que pensamos de manera clara y con fundamentos.
No es sano ser blanco eterno de gente que busca dañar y si lo intentan es importante recordar que somos dueños de los caminos que queremos recorrer y decidimos quienes lo harán cerca de nosotros.
3.- No etiquetar a las personas: Si alguien nos falló, eso no significa que todos (as) los harán y por tanto no es correcto vivir a la defensiva. Vivir es eso, conocer, aprender, caerse y levantarse cuantas veces sea necesario recordando que alguien puede desilusionarte cada 24 horas, pero también otras personas pueden ser especiales, honestas y admirables porque Dios jamás nos deja sin aquello que se merece recibir en el tiempo que esté previsto.
El año va culminando y recomiendo orar con más fuerza por todas las personas que viven con culpa, en especial las que se hallan en prisión, las que están ocultas por no ser capturadas tras delitos y por los que viven encerrados en su propia celda, esa que le puso grilletes a su alma y no les permite ser luminosos
Les dejo esta cancioncita para los conocedores, y a los que no, espero igual les agrade mucho.
Que tengan un bellísimo día y sepan desde hoy aprender a reconocer los mensajes divinos que cada día caminan junto a ustedes
Manjarí (Bendiciones)