Queridos amigos el tema de hoy es “Los niños consentidos” y va dedicado al inmenso grupo de alumnos y amigos que me pidieron este post con insistencia para que lo lean sus progenitores.
Quizá muchas de las cosas que lean algunos padres en este post les resultarán chocantes, pero solo seré analítica y verás en base a ejemplos concretos que espero les ayude a reconocer ciertas conductas.
Considero que así los padres tengan varios hijos siempre existirá para cada uno cierto grado de mayor afinidad con alguno de ellos en particular. Suele ser bastante frecuente que las madres sientan una mayor debilidad por sus hijos varones, en palabras criollas “los hijos varones de muchas madres son sus engreídos” y si encima se trata del hijo mayor la cosa se pone más seria.
Si bien los padres se defienden diciendo que eso no es cierto, las pruebas fehacientes de su debilidad con ellos es el consentimiento excesivo y peligroso de conductas que algunos de estos astutos hijos poseen.
Por ejemplo, muchas madres le dan más dinero a escondidas de sus otros hijos al hermano mayor o al varón de la casa, otras lo hacen con el menor.
Alguna vez escuché a dos señoras decir que consentían más a sus hijos varones porque los veían más débiles y me quedé pensando que no era esa la razón.
Desde Zéfiro puedo decirles que la razón que veo apunta hacia una suerte de culpa que estas madres sienten porque no saben cómo educar o ayudar a que sus hijos sean mejores .
Por tanto, suplen con regalos, dinero y lo que los hijos quieran ese tiempo que no pueden dar o que no organizan para dar y cuando sus hijos cometen errores prefieren hacerse las de la vista gorda para no admitir que no saben corregir, que no saben hablarles ni se han ganado su respeto porque se intentó tarde.
De hecho no resulta sencillo educar a un hijo, pero considero que las nuevas generaciones de padres están tan perdidos como alguien en un laberinto porque no investigan, porque repiten como borregos lo que hace la mayoría, porque anhelan que sus hijos sean como robots y no logran ver que cada uno es distinto.
Por ello, a los padres que consienten a sus hijos y les tapan los errores les digo:
1.- A veces para curar hay que herir. Es inevitable y necesario y ello no implica la agresión sino que lleven a sus hijos hacia mirarse desde pequeños. No basta decirle a un hijo (a), cosas como “Eso no se hace, pórtate bien, sino cumples te castigo, sino comes no sales, sino estudias no te compro esto y aquello”.
No soy madre, pero desde mi perspectiva de educadora y analista puedo decir que aquellas frases repetitivas hacia un hijo me parecen como el chicle gastado y sin duda a mi me ha servido muchísimo en la vida escuchar de mis padres y abuelos un discurso distinto. Siempre me dijeron ¿cómo te sientes con esto o aquello?, ¿qué es lo que te incomoda?, ¿qué te hace más feliz?, ¿Qué cambios de vida piensas? Y si fallaba en algo escuché frases como esta: “Hijita, si desarrollas mejor tales conductas…. Como consecuencia pasaría esto”. No existió en el alma sabia de mis progenitores y abuelos algo que no se me explicaran con detalle, pero hoy veo con pena que muchos padres no hablan con sus hijos y los hijos evaden a sus padres, en especial a sus madres.
2.- Por temor al qué dirán muchas madres prefieren ocultar antes sus esposos que sus hijos cometen errores, les ocultan si desaprueban, si consumen drogas, si mienten en algo. Y el pretexto para tal mentira es que dicen que si le cuentan al esposo los hechos este podría abandonarlas y olvidan esta frase dura, pero cierta “Cria cuervos y te sacarán los ojos”.
Por tanto es preciso hablar con los hijos de sus errores, pero sin acusar, partiendo de que lograr que ellos se miren a sí mismos y reconozcan sus errores, solo así podrán ser conscientes y mejorar.
3.- Por preferencias injustas muchos padres dejan de lado a los hijos menos consentidos, los aíslan y hacen que en ellos crezca un resentimiento que luego no entienden porque no se miran.
4.- Por engreimientos obcecados hacia los hijos más difíciles de trato muchas madres son injustas y duras con los que no lo son. Muchos hijos se quejan de que sus madres los ignoran, pero que engríen a morir al hijo más mal educado de la casa, al que peores notas tiene. Y vuelvo a pensar que aquello se debe a la culpa de ellas por sentir que no saben dar, que no saben que decirles ni cómo ayudarlos.
A mujeres como ellas les digo que todos los hijos no son iguales, cada uno tiene sus talentos y sus debilidades, cada uno será lo que logre con su esfuerzo e incluso se llevarán sorpresas cuando ese hijo (a) que hoy nadie cree talentoso (a) mañana lo será, pero solo necesitan de todo su amor, diálogo constante y comprensión. No es posible callar lo incorrecto, no corregirlo.
Siempre recuerdo que cuando era pequeña uno de mis hermanos escondió un examen desaprobado y mi madre lo encontró porque es muy intuitiva. Cuando vio que mi hermano le había mentido se acercó a él y le dijo : “A mí no me mientes, te mientes a ti y si no sabes un tema y te callas no puedo ayudarte, como consecuencia si te jalan y te sacan del colegio tendría que cambiarte a uno que quizá no te guste tanto como este y no es una amenaza, es solo lo que puede ocurrir si mientes y por otro lado la mentira te vuelve desagradable, no podré confiar en ti y si me ves triste será por ello”
Aquella frase larga que leen me quedó grabada en la mente porque suelo almacenar todo lo que me impacta de manera inevitable. Y les cuento que desde entonces mi hermano jamás volvió a desaprobar algo en su vida, se volvió emprendedor, responsable, metódico y arrasó con todos los premios en la universidad, en sus empleos y en el exterior y nunca lo vi estresado ni presionado por lo que hacía, solo era él mismo cumpliendo sus metas y sueños como hasta hoy.
5.- Muchos padres gritan y humillan a los hijos más tranquilos y esmerados sin razón aparente y al digamos “descarriado” le tapan todo y le hablan como si fuese chiquito (a). Lo triste de esto es que aquellos padres no lo reconocen y admiten, por ello a los chicos y chicas que pasen por esto les aconsejo algo que aprendí super bien por consejo de mi abuela: “¡Quejate, reclama y primero muerto que maltratado (a) injustamente” y para ello no tienes que gritar ni ponerte altanero (a) solo expresar lo que te incomoda con firmeza.
Sinceramente que hacerlo me costó más de un enojo bárbaro con mis padres, pero ellos lograron entenderme más y el diálogo entre nosotros ha sido básico para ser lo unidos que somos.
Y es que los padres deben reconocer que sus miedos no hacen más que causar presión y opresión en sus hijos y algunos nenes temen tanto a solo la voz de su madre que a la hora de hacer algo importante como dar un examen o asumir un reto se nublan, se paralizan.
Que importante es corregir y felicitar a la vez, no comparar a un hijo con otro, a un niño (a) con otro porque nadie es mejor que nadie solo que la manera de asimilar conocimientos en todos es distinta.
6.- Un hijo (a) en exceso consentido se vuelve inútil porque no sabe ni tender su cama, todo se lo hacen, o sea que como diría mi abuela “No sirve ni pa la guerra ni pa la paz”. Y esos padres olvidan que uno nace y muere solo y es machista decir que un hombre no debe cocinar, lavar. Una cosa es la falta de tiempo y otra cultivar la inutilidad.
7.- Muchos matrimonios se deterioran porque alguno de los progenitores consiente o mal educa a los hijos. Por tanto por ejemplo pueden aumentar los gastos de manera insólita. A esos padres o madres que tienen una pareja que consiente y solo pide plata para consentir les aconsejo hacer presupuestos en Excel, imprimirlos y enseñarle a la pareja lo que se gasta y que la plata no cae del cielo.
He escuchado horrorizada decir a madres poco pensantes y desconsideradas frases como esta al esposo “Tu hijo no tiene zapatillas, las que tiene ya están feas y si lo miran mal en la universidad o se deprime arréglatelas con él, ese ya no será mi lio, eres un tacaño”… Luego de un tiempo resulta que ese hijo tenía 18 pares de zapatillas, pero el padre ni lo sabía.
Amar no es callar ante las conductas incorrectas, amar es decir la verdad y apostar por los valores con énfasis, sin maltratar, reflexivamente.
Que tengan un lindo día y los ángeles ilumines sus mentes para saber reconocer aquello que deben cambiar.
Manjarí (Bendiciones)