COMO ASUMIR LA FATALIDAD (POST 229 DE INTELIGENCIA EMOCIONAL)

Queridos amigos el tema de hoy es “Cómo asumir la fatalidad” y va dedicado con mucho cariño para Mery, Susana, José Miguel y Roxanna. 

En la vida existen situaciones que escapan a nuestro control y pueden causar profundo dolor y cambios rotundos de vida. Es entonces cuando nuestra fe es puesta a prueba y la lucha interior por renacer y aprender de esas fatalidades marcan el antes y después de lo que somos y seremos como personas.

Una fatalidad tiene varias interpretaciones, pero todas ellas tienen algo en común: es inesperado, nadie sabe por qué ocurre, cuesta comprender el tiempo y forma en que llegó en primera instancia y ante su llegada reaccionar y actuar dependerá del nivel de fe, inteligencia, valores y paz interior.

Por ello, desde Zéfiro veamos juntos una pequeña reflexión sobre cómo asumir la fatalidad.

  1. Dentro de lo fatal podemos encontrar desgracias imprevistas: accidente de algún familiar, ser víctima de un hecho violento en la calle y perder la vida o quedar en un estado delicado de salud, recibir la noticia de una penosa y compleja enfermedad, padecer ante algún desastre natural, ser víctima de algún desastre financiero, etc.

Lo cierto es que nadie en un primer momento está preparado para las fatalidades. La emociones se desatan y perder el control es lo normal porque somos humanos y seres sensibles. La mente lanza pensamientos inagotables, se puede perder la paz y el equilibrio e incluso por impulso actuar de modo que ocurra otra fatalidad. 

Este año he visto muy de cerca pasar por episodios de fatalidad a amigos muy cercanos, familiares y alumnos con los que ingresan a mis aulas donde imparto cátedra. Y si bien siempre leemos fatalidades todo el tiempo en la prensa, observarlas de cerca y darse cuenta como en minutos la vida le cambia a personas de manera tan radical resulta sin duda un aprendizaje profundo. 

Lo que si me queda claro es que levantarse, reponerse y hacer de la fatalidad una enseñanza, anotar el mensaje oculto que hay detrás de ella y decidir cambios de vida resulta vital para vivir sin perder la fe y recobrar la voluntad y fuerza para seguir adelante hacia los sueños y metas. 

  1. a)Amor por sobre todas las cosas: Dar, escuchar, colaborar y estar cerca de las personas que pasan fatalidades es una decisión, debe brotar del corazón, no por cumplir. Y sin duda que la generosidad  y unirse más con quienes pasan algo doloroso ayuda mucho a permitir que la mente y el alma asimile los cambios de vida repentinos que puedan darse.

Muchos hermanos estaban desunidos hasta que uno de los miembros de su familia fallece de manera imprevista en plena juventud, pero al ocurrir la penosa pérdida notan que se hacen mucha falta y cambian las cosas para bien y esa fatalidad da paso a un nuevo comienzo en esa familia.

Personas que tienen la pena de criar un niño muy enfermo (postrado en cama por siempre o con otras dolencias), o un anciano, o padres ya sin salud física ni mental repentinamente pueden tomarlo con ira hacia Dios, con rabia e incluso con practicidad y egoísmo. Sin embargo, solo el amor incondicional que podemos darle a la gente que amamos vale para ordenarse, planificar. Siempre hay tiempo para todo, para todo si nos organizamos con amor.

Desde este rincón virtual siempre les diré queridos lectores que no olviden ser agradecidos con sus progenitores, abuelos, dar sin medida a sus seres queridos y estar en los momentos importantes (hacer lo posible e imposible por lograrlo) porque solo tal actitud les dará paz interior. Podrán perder un familiar porque Dios así lo decidió en su momento, pero haber estado cerca, dando amor, atenciones, cariño, paciencia es algo que queda dentro y brinda mucha alegría, genera lindos recuerdos y cuando esa persona se va te queda por dentro la certeza de que todo el amor que sentías se lo demostraste lo mejor que podías. Debe ser muy doloroso para muchas personas reflexionar tarde y de culpa porque el tiempo no da marcha atrás lamentablemente.

Por otro lado recuerden vivir con cordura, prudencia y pertinencia. Hay fatalidades absurdas que dependen de la imprudencia o falta de reflexión que se debe asumir para vivir en paz. Me refiero a cosas como por ejemplo manejar como en carrera de autos por competir para terminar accidentado por un terrible choque, ir bebido en exceso por las calles sin tino y ser presa fácil de la delincuencia, etc. 

Uno elige sus costumbres, camino y siempre he creído con fuerza que los ángeles nos protegen demasiado, pero cuando lo merecemos, cuando permitimos que por nuestro actuar, sentir y proceder y amor a Dios ellos ingresen con mayor fuerza a nuestra vida. Hay gente que camina desprotegida sin oración porque no cree en ella o no tiene conocimiento del mundo espiritual y solo lo aprende cuando cae en fatalidad.

No esperemos caer en una desdicha para ingresar al camino de la reflexión, de la fe y de la inteligencia espiritual. Y es evidente que para personas más profundas profundas les   resultará más complicado ser empático con personas frívolas de este mundo moderno y con gente que carece de valor para mirarse, pero en todo caso son nuestro prójimo y también orar por ellos es algo saludable y necesario para el alma que necesita vivir en armonía consigo mismo. 

La fatalidad debe hacer que nos miremos porque es una alerta para el camino, para los que nos rodean y también es un completar etapas de la vida que se deben aprender, asimilar. Nada, absolutamente nada ocurre por azar para un hombre de fe y hallar el mensaje oculto de esa fatalidad puede desembocar en ideas como: debes aprender a ser un mejor hijo (a), uno mejor hermano, ser justo contigo mismo, aprender a desarrollar una generosidad que te cuesta, etc. 

La fatalidad permite que desarrollemos valores como la paciencia, tolerancia, orden y consideración. Y es que miles de personas viven para cumplir metas cuantitativas, pero se olvidan de lo importante que son los afectos y cuando reaccionan no los disfrutaron, no estuvieron cuando se les necesitó y arrepentirse luego ya no tiene sentido.

Casi todo en la vida se resuelve con amor y en las personas que no pueden amar y solo son complicados (as) y conflictivos (as) nada se puede hacer porque no puede dar luz quien no se ama a sí mismo y quien vive oscuro por dentro puede querer robarte la paz interior y ante ello queda decidir cambios de vida radicales para mantener el equilibrio.

Elegir el tipo de pensamientos depende del nivel de cultura emocional y cuando llega la fatalidad, será mucho más sencillo para quienes poseen fe y han descubierto las enseñanzas del dolor salir del pesar y recobrar la esperanza para reordenar la vida. Aquello es un aprendizaje, no esperemos que llegue tarde, elegir ser mejor y cultivarse por dentro nos hace ver los días de manera más sensata y justa.

Envío un abrazo grande a mis amigos personales que pasan fatalidades en estos  momentos, a mis alumnos y  mis oraciones para que pronto salgan del mal momento y logren recuperar la serenidad.

A mis queridos familiares que hoy estamos unidos en pérdidas tan dolorosas y pruebas  repentinas de fe me queda expresar que el amor que nos tenemos, lo unidos que somos y la espiritualidad  siempre serán nuestro norte . Que duras ha sido esta semana lectores, todo de golpe . Pero  Zéfiro sigue en pie con más fe que nunca y certeza de que Dios vela siempre por quienes amamos en esta tierra y desde donde ahora son nuestros ángeles y asumimos con humildad lo que no depende de nosotros y es su decisión.

Ahora les dejo esta bella canción que es una plegaria hermosa a Dios y va con mucho amor para todos aquellos que hoy pasan fatalidad. Medita la letra con atención y has de ella tu oración del día.  

 Recuerden que cada día es especial y la magia existe para los que ven con el alma y los ángeles están más cerca de lo que imaginamos hablándonos y regalándonos gracias todo el tiempo.

Es lunes gente bella, mucha fuerza, ánimo y fe porque como dicen mis ángeles para ustedes: “Ni aún en el dolor más grande y el llanto que parece más inagotable debes dejar de soñar, de luchar, de decidir y caminar hacia donde te de paz”



Manjari (bendiciones)